viernes, 15 de enero de 2010

Pu-te-arg


En algunos países decir la milésima parte de las puteadas que dice un argentino/a promedio a lo largo de su vida significaría estar muy cerca de la muerte o, por lo menos, el desterramiento eterno.

Con el paso de los años nos fuimos liberando auditivamente cada vez más y hoy una "mala palabra" -gracias a Roberto Fontanarrosa no creo que exista tal cosa- la podemos interpretar como una muestra de cariño. Nuestras madres metafóricas son prostitutas y podemos llegar a sonreírnos por eso, el porteñísimo "re" potencia la catarsis, la fuerza sonora de las "t" y "r" saben como disparar tan buenos adjetivos calificativos como:

"Son un pe-lo-tttu-do"
"Esto una mierrda"
"La puta que te rre mil parió"


La tendencia actual es convertir en "mala" a cualquier palabra o nombre. ¿Quién en su sano juicio aceptaría ser denominado: "bigote" o "Menem" ? En los diccionarios y enciclopedias el grado de maldad es nulo pero mierda, son jodidas.



Un buen hombre, un jubilado, insultando con sustantivos propios y el clásico de los clásicos.






Fontanarrosa habla sobre las malas palabras en el III Congreso Internacional de la Lengua Española



La palabra es sólo el envoltorio de su intención, no censure sus ganas de putear.



2 comentarios:

  1. yo estoy usando ahora muchas "palabrotas" (jaja q pacato) jajaj en ingles :P

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  2. Que genio Fontanarrosa, como personalidad; como escritor mucho no me llega.

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