Un día como hoy... 24 de noviembre de 1922 se descubrió la tumba de Tutankamon, el mítico faraón que continua sembrando dudas sobre la causa de su muerte entre los científicos, egiptólogos y aficionados. El Infotrans del colectivo 153 me comentaba una efeméride atrasada, hoy todavía es 11 de diciembre, pero no se equivocaba al informarme sobre el próximo casamiento de "Gerard" Sofovich con una veinteañera.
No suelo viajar en colectivo, pero mientras estaba sentada "confortablemente" en mi tren con aire acondicionado un imprevisto desafortunado hizo que tuviera que dejar de lado la comodidad del asiento recién apoderado, en medio de una lucha descarnizada con hombres y mujeres hartos de tanto trabajar, en la estación de Once. Luego de media hora de espera (o quizás más, suelo perder la noción del tiempo muy fácil) a metros de la estación de Liniers abrieron las puertas del tren, en medio del desconcierto, todos sus ocupantes tuvimos que bajarnos y caminar entre las piedras, pasando entre perros putrefactos y rogando por no ver a algún muerto entre las vías. Por suerte no pasó.
Una vez llegada a la estación la lucha era por entrar a algún colectivo. El 136, que llega a donde la mayoría no, explotaba de gente. Luego de hacer una larga cola, luchar verbalmente y tirar dardos acusadores con la mirada a señoras que trataban de subir al colectivo "haciéndose las vivas" por el costadito fui la última de subirme al 153 junto a una señora que no paró de quejarse, ya sea de la cadera o del señor que estaba al lado suyo que constantemente le decía "¿por qué no se calla señora? estamos todos igual". Era demasiada impertinencia para la viejita, que, en verdad, ya se tornaba insoportable. Pasamos por Liniers, había bomberos, policías, ambulancias y muchas dudas. Nadie sabía nada. Recién me enteré lo que realmente había pasado gracias a las cámaras de Crónica, el único medio televisivo que mostró lo que había pasado, para el resto esta realidad no existió (puede que me equivoque pero fue lo que vi). Aparentemente chocaron, según Crónica, y se "rozaron", según el vocero de TBA, Gustavo Gago, dos formaciones mientras cambiaban de vía. Produjo dos heridos leves pero un enorme dolor de cabeza para todos lo usuarios y colectiveros, que tuvieron que soportar las locuras de todos los que, desesperados por llegar a sus casas, golpeaban los vidrios y vociferaban.
Finalmente llegué a casa, comí y escribo mientras miro la final de Bailando. Se que no es muy "intelectual" de mi parte pero es lo que hago. Es el momento de desconexión de la noche y Tinelli lo hace muy bien. Cualquier sinapsis queda anulada. Las neuronas que durante el día trabajaron para conseguir alguna salida entre la confusión ya quieren descansar. Bueno, a dormir.
No suelo viajar en colectivo, pero mientras estaba sentada "confortablemente" en mi tren con aire acondicionado un imprevisto desafortunado hizo que tuviera que dejar de lado la comodidad del asiento recién apoderado, en medio de una lucha descarnizada con hombres y mujeres hartos de tanto trabajar, en la estación de Once. Luego de media hora de espera (o quizás más, suelo perder la noción del tiempo muy fácil) a metros de la estación de Liniers abrieron las puertas del tren, en medio del desconcierto, todos sus ocupantes tuvimos que bajarnos y caminar entre las piedras, pasando entre perros putrefactos y rogando por no ver a algún muerto entre las vías. Por suerte no pasó.
Una vez llegada a la estación la lucha era por entrar a algún colectivo. El 136, que llega a donde la mayoría no, explotaba de gente. Luego de hacer una larga cola, luchar verbalmente y tirar dardos acusadores con la mirada a señoras que trataban de subir al colectivo "haciéndose las vivas" por el costadito fui la última de subirme al 153 junto a una señora que no paró de quejarse, ya sea de la cadera o del señor que estaba al lado suyo que constantemente le decía "¿por qué no se calla señora? estamos todos igual". Era demasiada impertinencia para la viejita, que, en verdad, ya se tornaba insoportable. Pasamos por Liniers, había bomberos, policías, ambulancias y muchas dudas. Nadie sabía nada. Recién me enteré lo que realmente había pasado gracias a las cámaras de Crónica, el único medio televisivo que mostró lo que había pasado, para el resto esta realidad no existió (puede que me equivoque pero fue lo que vi). Aparentemente chocaron, según Crónica, y se "rozaron", según el vocero de TBA, Gustavo Gago, dos formaciones mientras cambiaban de vía. Produjo dos heridos leves pero un enorme dolor de cabeza para todos lo usuarios y colectiveros, que tuvieron que soportar las locuras de todos los que, desesperados por llegar a sus casas, golpeaban los vidrios y vociferaban.
Finalmente llegué a casa, comí y escribo mientras miro la final de Bailando. Se que no es muy "intelectual" de mi parte pero es lo que hago. Es el momento de desconexión de la noche y Tinelli lo hace muy bien. Cualquier sinapsis queda anulada. Las neuronas que durante el día trabajaron para conseguir alguna salida entre la confusión ya quieren descansar. Bueno, a dormir.